¿Es el hombre capaz de reducir la vida útil de los productos que fabrica para incentivar el consumo?La realizadora del documental, Cosima Dannoritzer está presentando su documental en España. Su trayectoria profesional ha ido encaminado a la realización de diferentes documentales como “Electronic Amnesia” en TVE en 2006 o “Germany Inside Out” para la BBC, entre otros.
El documental “Comprar, Tirar, Comprar” que se emitirá en TV3 esta semana y en TVE en Enero, y que próximamente lo hará en otros países como Irlanda, Francia, Bélgica, Austria, Finlandia o Bélgica, denuncia la siguiente realidad: los fabricantes reducen la vida útil de sus productos para fomentar así el consumo y garantizar así su negocio.
Al parecer entre otras cosas se muestra que dicho acuerdo de reducir la vida útil de los productos, fue una iniciativa que nació en los años 20, concretamente entre los fabricantes de bombillas de Estados Unidos, que decidieron pactar dicha medida. Por tanto, la obsolencia de los productos no es fruto del desgaste, sino de la intencionalidad de sus fabricantes. La gran prueba que la vida de una bombilla puede ser mucho más larga, es una bombilla que aseguran que lleva más de 100 años alumbrando un parque de bomberos en EEUU.
Aunque no es necesario navegar en el pasado para encontrar ejemplos de “obsolencia programada”, hace escasos años, una abogada de San Francisco llevó ante los tribunales a Apple, denunciando que Apple había aplicado dicha obsolencia programada sus baterías, con la intención que el producto estrella de la marca “el Ipod”, durará poco y el consumidor se viera obligado a comprar otro el próximo año.
La expectación por ver el documental es cada vez mayor, así como el debate de fondo que ya está en la mente de todos, y que pronto saltará a la pantalla: ¿Por qué se realiza está práctica? ¿Es sólo un comportamiento propio de un oligopolio o es una necesidad para el funcionamiento de nuestro sistema?
En caso de ser un mero comportamiento de oligopolio, basado en la avaricia de los propios fabricantes en establecer un mercado para su beneficio, es vergonzosa dicha conducta. Y en caso de que realmente nuestro sistema necesite de empresas que reducen la vida útil de sus productos para que exista consumo y así haya personas empleadas, es sencillamente alarmante.
Por tanto, ninguna de las dos respuestas es tranquilizadora, y tampoco sabemos si realmente este documental trascenderá como debería o no. Dado que la participación ciudadana nos ha demostrado que no suele movilizarse por cuestiones tan importantes y preocupantes como esta.
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